10 de diciembre de 2020
Cuando la cuarentena comenzó, se los aplaudía a las 21 horas. A nueve meses de aquellos homenajes, los aplausos escasean. A pesar de contar entre sus filas con miles de contagiados y una cincuentena de fallecidos, los enfermeros y enfermeras –junto con otros trabajadores de la salud– continúan dando batalla en la primera línea de la lucha contra el COVID-19. Además del trabajo regular, y de lo que exige la pandemia en cuidados, son quienes deben hacerse cargo de la contención afectiva de los enfermos aislados por el virus. Con sueldos que en muchos casos no cubren la canasta básica, se ven obligados a recurrir al pluriempleo para completar un salario digno. Como paradoja del destino, el 2020 fue declarado por la Organización Mundial de Salud el año de la enfermería, al cumplirse el bicentenario del nacimiento de la enfermera inglesa Florence Nightingale, fundadora de la profesión. Sin embargo, por el momento, no hay nada que festejar. Solo piden, casi que ruegan, a la población que se cuide.