El fuerte impacto económico que la pandemia tendrá a nivel global es la única certeza. En Argentina, caen el PIB, el empleo y la producción y se incrementa la pobreza pese a las estrategias e intervenciones del Estado. Nueva oferta de canje de deuda.
15 de julio de 2020
Demanda. El relajamiento del aislamiento no implica crecimiento de las ventas. (Damián Dopacio/NA)Los inicios de la pospandemia aún no se vislumbran, al tiempo que los especialistas sanitarios no pronostican nada concluyente. La única certeza es que la pandemia tiene y tendrá un fuerte impacto económico. Las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que el Producto Bruto Interno (PIB) de los países de América Latina y el Caribe retrocederá este año 9,4%. Por su parte, la ONU estima que podrían cerrar 2,7 millones de empresas en Sudamérica. En la actualidad, en la región, la cantidad de personas que requieren asistencia alimentaria casi se triplicó, según el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas; mientras que, a nivel mundial, el número de personas que pasan hambre aumentó un 82%. A su vez, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que el impacto sobre el mercado laboral será más grave de lo estimado inicialmente, ya que, por ejemplo, las horas de trabajo, a nivel mundial, disminuyeron un 14% en el segundo trimestre de este año. Esto equivale a la pérdida de 400 millones de empleo a tiempo completo. La OIT constató además que las mujeres fueron las más afectadas por la pandemia, debido a su sobrerrepresentación en algunos de los sectores económicos más afectados, como hotelería, comercio y trabajo en casas particulares.
La República Argentina no escapa a ese oscuro panorama global. El FMI proyecta una contracción del PIB del 9,9% en 2020, mientras que el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), publicado por el Banco Central, estima un retroceso aún mayor: 12%. Puntos más, puntos menos, la caída del Producto sería similar a la ocurrida en 2002 (10,9%), pero allí terminan las coincidencias. La crisis desatada en 2001-2002 fue consecuencia del estallido de un modelo económico insustentable, por el contrario, la debacle actual está asociada con una pandemia mundial.
La oficina local de la ONU publicó un análisis multidimensional sobre el impacto que tendrá la pandemia en Argentina. Ese organismo prevé que la pobreza se incrementará seis puntos porcentuales en relación con fines de 2019. En particular, la pobreza en niños y adolescentes escalaría al 58,6% y la pobreza extrema llegaría al 16,3%. De confirmarse dicha proyección, la cantidad de menores pobres pasaría de 7 millones a 7,76 millones, mientras que la pobreza extrema crecería de 1,8 a 2,1 millones.
Por su parte, 15.000 empresas (el 2,8% del total) dejaron de presentar las declaraciones juradas de la seguridad social ante la AFIP, según un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. A su vez, en abril se registraron 186.000 puestos de trabajo privado menos que el mes anterior, de acuerdo con datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Ese total corresponde a la pérdida de 128.000 empleos asalariados y a la salida de 32.000 aportantes al monotributo.
Medidas urgentes
Sin embargo, el cuadro sería mucho más dramático de no mediar una sostenida intervención estatal vía ATP, IFE, AUH y Tarjeta Alimentar. De acuerdo con datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, el 89% de los hogares tienen por lo menos un integrante que recibe ayuda estatal. Lo cierto es que, a pesar de esto, el informe de las Naciones Unidos prevé la pérdida de hasta 850.000 empleos durante 2020. Por lo pronto, el último dato publicado por el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), correspondiente al mes de abril, refleja una caída del 26,4%. Es el mayor retroceso histórico registrado desde que comenzó esta serie estadística en 1993. Los sectores con mayores caídas fueron Construcción (–86%), Hotelería y Restaurantes (–85%), Servicios Comunitarios, Sociales y Personales (–72%) e Industria Manufacturera (–33,5%). Lo que está claro es que el mal tiempo es general. Por caso, la contracción industrial nacional fue muy similar a la registrada en otros países de la región, como Brasil con una caída del 31,3% y México con una del 35,3%.
Si bien el EMAE correspondiente a mayo recién se conocerá a fines de julio, el dato industrial de ese mes publicado muestra una caída del 26,4% interanual. A pesar de ser un significativo retroceso revela una mejoría en relación con abril, que fue de –33,5%. Esta moderación de la caída es resultado de la flexibilización de la cuarentena en amplias zonas del país, sin embargo, la reapertura de la oferta productiva coexiste con un estancamiento de la demanda. En otras palabras, el relajamiento de las medidas de aislamiento no implica un crecimiento de las ventas. Un informe de la consultora PxQ apunta: «Si se analizan los datos de movilidad de Google a negocios minoristas (excluyendo supermercados y alimentos y bebidas) y a lugares de entretenimiento se puede observar que aun en las provincias que se encuentran en fase de “distanciamiento social”, la circulación en estos negocios sigue bien por debajo de la normalidad. Tucumán, que es la provincia argentina donde más mejoró la movilidad a este tipo de locales comerciales, marca una baja del 40% con respecto a la normalidad, mientras que la circulación a puestos de trabajo se encuentra en apenas –6%».