Cultura

Pantallas compartidas

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Recitales, películas y obras de teatro adoptaron, en plena cuarentena, una forma alternativa de llegar al público a través las plataformas de streaming. Características y límites de las iniciativas virtuales que buscan reponer los encuentros reales.

En vivo. Para Dacal, tocar frente a una audiencia remota abre nuevas posibilidades. (Prensa)

Como en las épocas de auge de la camarita web a fines de los 90, hoy el contacto mediatizado por una pantalla se ha vuelto a imponer pero con una particularidad propia de la época que nos toca vivir: haberse convertido en vía casi exclusiva para compartir experiencias en tiempos de distanciamiento social. Aplicaciones que permiten que un grupo de personas vea un contenido audiovisual de manera sincronizada o recitales en línea que proponen a los fans conectarse a la misma hora que el músico para «asistir» a su show, acaso funcionen como una manera de emular dentro del entorno digital el espíritu de comunidad, de reunión en un aquí y ahora. Así como la pandemia ha modificado muchos aspectos de la vida cotidiana, también ha impactado en el arte y la industria cultural. ¿Qué cambia en la dinámica entre artistas y espectadores?
«La gente busca “encontrarse” aunque sea de forma virtual. Una app como Netflix Party es una manera de ver y comentar juntos una película o serie. También los vivos de Instagram o las exhibiciones en streaming de películas con preguntas y respuestas posteriores a cargo de los directores, son formas de compartir la experiencia y acercar el artista al público», opina Diego Battle, crítico de cine de La Nación y del portal Otros cines, acerca de las iniciativas que han surgido recientemente, entre las que se encuentra la Sala de Cine Virtual creada por la Asociación de Directores de Cine PCI.

Clics modernos
A la necesidad del encuentro también alude el músico y antropólogo Juan Manuel López Manfré, miembro del Equipo de Antropología del Cuerpo y la Performance de la UBA. «Somos cuerpos animales, mamíferos, antropoides, con la característica de tener contacto físico con nuestra manada, nuestro grupo de pertenencia», señala. Por eso en la vida social, explica, aun dentro de la virtualidad se originan canales que tratan de recrear la interacción en un tiempo y espacio común propia de los espectáculos culturales.
En lo que respecta al teatro, un intento por emular las experiencias colectivas en días de aislamiento se torna todavía más complicado. Si bien las propuestas online de salas como el Cervantes, Timbre 4, Paseo La Plaza o plataformas como Teatrix devienen sumamente valiosos a la hora de acompañar y entretener, se pierde en ellos lo constitutivo del acontecimiento teatral, esto es, la reunión física del actor y el espectador. O, en términos de Jorge Dubatti, historiador teatral, docente y crítico de Acción, no se halla en estos casos el «convivio teatral». «Tecnovivio es la experiencia humana a distancia, sin presencia física en la misma territorialidad, que permite la sustracción de la presencia territorial del cuerpo viviente, a través de la intermediación tecnológica», explica Dubatti sobre la categoría que agrupa a las filmaciones de puestas disponibles en la web. «El convivio teatral puede incluir lo tecnovivial, pero lo tecnovivial no puede incluir el convivio. Ni mejor ni peor: diferente», concluye.
«Creo que los dispositivos tecnológicos inevitablemente alteran las instancias expresivas de los lenguajes y las obras. No me parece que se trate de emular lo que veníamos haciendo sino de abrir nuevas posibilidades», reflexiona el músico Pablo Dacal sobre la tendencia de conciertos vía streaming, a la que ya se sumaron Fito Páez, Kevin Johansen y Leo García. El cantautor, que actualmente lleva a cabo una gira mediante Instagram Live, añade que «estéticamente hablando, se ponen en juego ideas que tienen que ver con ciertas corrientes de la literatura contemporánea, con una entrada en la subjetividad. Hay poco espectáculo ahí. Se está cantando desde la íntima soledad y, a la vez, con esa presencia fuerte que significa una cámara, con la conciencia de que un montón de gente puede estar viendo y escuchando. Creo que todo esto genera un nuevo dispositivo de obra que ya veremos a dónde nos lleva».

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