El partido fundado por Leandro Alem se dispone a dar batalla por el liderazgo de Juntos por el Cambio. Entre pases de facturas al macrismo por la derrota electoral del año pasado se definen estrategias para enfrentar al Gobierno peronista.
29 de enero de 2020
Comité nacional. Cornejo, gobernadores y líderes legislativos encabezaron el debate. (UCR)
Más allá del sprint final con que Mauricio Macri hizo más decorosa su derrota en primera vuelta, en la UCR, el gran socio del PRO en Juntos por el Cambio, no consideran que el liderazgo de la oposición sea un asunto saldado ni sintetizado en la figura del expresidente. Por el contrario, creen que llegó el momento de un baño de horizontalidad. Si la antigua mesa de poder de Cambiemos tenía una cabecera definida y acaparada por el partido amarillo, desde que Macri dejó la Casa Rosada ya nadie puede arrogarse los mejores asientos. Sobre todo, así lo entiende y difunde el reelegido titular del radicalismo, el diputado por Mendoza Alfredo Cornejo, que combina éxitos electorales en su provincia con claras ambiciones nacionales.
Pero no es solo la derrota de octubre lo que estimula a los radicales, sino además la forma en que se dio. Le achacan al PRO una tozudez que los llevó a perder con un kirchnerismo al que, según acusan desde la UCR, subestimaron y no supieron contrarrestar. Con el ejemplo de Cornejo a la cabeza, muestran que el radicalismo sí logró revertir el resultado de las PASO y retener sus distritos. En esa cuenta también suman los votos que Martín Lousteau le inyectó a Horacio Rodríguez Larreta para que el alcalde porteño no se expusiera al riesgo del balotaje.
En dos frentes
«No hay un único líder de Cambiemos en la oposición, es lógico que sea así», resumió el mendocino, optimista sobre el futuro partidario. «Tenemos muchas chances dentro de cuatro años de que los argentinos nos den una oportunidad de gobernar», agregó. Para eso, llamó a «hacer una buena oposición», entendiendo que «no es oponerse a todo pero tampoco es estar complaciente con el poder de turno». En ese equilibrio los radicales centran hoy la clave de su estrategia, tanto para lidiar con el Frente de Todos como para pulsear internamente con el PRO, que encarna la postura de la oposición total.
Así se vio en el Comité Nacional que la Unión Cívica celebró a fines de enero para analizar el primer mes de Alberto Fernández. «Los dirigentes de la UCR coincidieron en que es prematuro hacer una evaluación del Gobierno, pero entienden que hay una serie de medidas que generan dudas y preocupación», resumieron en un comunicado Cornejo y su mesa de conducción: los jefes de los bloques de Diputados y Senadores, Mario Negri y Luis Naidenoff, respectivamente; y los gobernadores Gerardo Morales, de Jujuy; Gustavo Valdés, de Corrientes; y el mendocino Rodolfo Suárez. En concreto, cuestionaron las medidas de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, «que suman inseguridad e intranquilidad a los ciudadanos», y mostraron discrepancias con el intento de «otorgarle al presidente de la Nación superpoderes» y con «una iniciativa que les vuelve a exigir más esfuerzo a los mismos de siempre». Plantearon que «intentan buscar el equilibrio fiscal, algo que es positivo, pero con un muy importante aumento en los impuestos». El matiz resume la postura radical: cuestionar métodos, no demonizar intenciones. En ciertos temas puntuales, en cambio, sí van a duplicar el libreto macrista: «Se está intentando dar impunidad a hechos de corrupción. Esto de que hay presos políticos… no es así, hay políticos que están presos por hechos de corrupción», se quejó Cornejo en una entrevista.
Una parada importante será la definición de dos cargos estratégicos: el de procurador general, para el cual el Gobierno postuló a Daniel Rafecas, y el de auditor general. En ambos casos, la UCR buscará acuerdos con el PRO y la Coalición Cívica. En cuanto a Rafecas, será una prueba de fuego para la alianza opositora, que ahora deberá articularse sin el mando del PRO y de cara a un Ejecutivo que necesita votos extras para llegar a los dos tercios del Senado. En el caso de la Auditoría, que le corresponde a la oposición, Macri había impulsado a Miguel Ángel Pichetto, pero el radicalismo lo bloqueó, convencido de que el puesto debe ir para sus filas. De esta forma, con la mira larga puesta en 2023, Cornejo y los suyos buscarán dar todas las peleas.