10 de mayo de 2018
El sumo es un arte marcial de origen japonés de gran popularidad en la isla. Con más de 2.000 años de antigüedad, en nuestro país puede rastrearse desde 1930, cuando los inmigrantes japoneses de la localidad bonaerense de Burzaco, para mantener vivas sus tradiciones, recreaban las milenarias batallas cuerpo a cuerpo en los salones donde se reunían. Yoriyuki Yamamoto, fundador de la Asociación Argentina de Sumo, fue un descendiente de aquellos pioneros. En la actualidad, los profesores que enseñan la disciplina en forma amateur en el polideportivo de Parque Chacabuco y en el Cenard intentan romper con el estereotipo del luchador de sumo, e intentan incorporar alumnos de cualquier peso, que se calcen su mawashi –una faja de lona de siete metros que se coloca como un taparrabo– y se enfrenten en el dohyo hasta que uno de los luchadores saque a su contrincante fuera del círculo del tatami.