12 de abril de 2018
La Unión Europea amenaza desde hace años a Tailandia con prohibir la importación de pescados y mariscos si el país asiático no erradica las prácticas esclavistas a bordo de sus barcos pesqueros. Pese a que el gobierno tailandés intenta salvar sus exportaciones, recientes informes de ONG europeas señalan que, en la actualidad, el tráfico de seres humanos y el trabajo esclavo son moneda corriente en las flotas pesqueras del país. Los pescadores son inmigrantes ilegales de Myanmar y Camboya que cruzaron la frontera soñando con una vida mejor y terminaron atrapados en la red ilegal. Una vez a bordo les confiscan sus documentos y los someten a jornadas de trabajo de 14 horas, con una remuneración menor al salario mínimo. Y si deciden abandonar el barco, deben pagarle al dueño el equivalente a 1.000 dólares como indemnización.