Cultura

Risas en la sala

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Con una gama diversa de estilos, el género cosechó grandes éxitos y proyectó la figura de íconos como Niní Marshall, Luis Sandrini y Alberto Olmedo. La búsqueda de los directores actuales, entre la renovación y la sintonía con el público.


Familia tipo. Mamá se fue de viaje fue vista por más de un millón de espectadores.

Desde sus inicios, la comedia ha sido uno de los géneros más convocantes. Si bien el cine de Hollywood tiene una amplia distribución en el territorio extranjero, cada país ostenta sus propios estilos, realizadores y actores. En Argentina, históricamente cosechó grandes éxitos, a tal punto que muchos cómicos se volvieron icónicos y pasaron a formar parte del patrimonio cultural. Figuras como Niní Marshall, Luis Sandrini, Pepe Arias, Jorge Luz y Pepe Marrone y, más cerca de nuestra época, Alberto Olmedo o Diego Capusotto, definieron en la pantalla grande diversos modos de hacer reír. También existen casos singulares que vale la pena atender, como el de Esperando la carroza (Alejandro Doria, 1985), película que no tuvo un gran éxito en las salas, pero que se transformó con el correr del tiempo en un emblema del humor nacional.
El actual panorama demuestra que hay comedias para todo tipo de público. Están las producciones con Adrián Suar (El fútbol o yo, de Marcos Carnevale; Un novio para mi mujer y Me casé con un boludo, de Juan Taratuto), que cuentan con el aporte de grandes productoras y que, por lo general, se concentran en el universo de la pareja. También se destaca un tipo de comedia más autoral, en donde el humor no está sostenido por el gag. Representativos de este grupo son algunos films de Daniel Burman (El abrazo partido, Dos hermanos, El rey del Once), Ana Katz (Los Marziano, Mi amiga del parque), Jazmín Stuart (Pistas para volver a casa, Desmadre y la más reciente Recreo), entre otras.
El año pasado, durante las vacaciones de invierno, Mamá se fue de viaje, de Ariel Winograd, logró un éxito descomunal. A diferencia de lo que ocurrió con los dramas que protagonizaron Ricardo Darín y Guillermo Francella (La cordillera y Los que aman, odian, respectivamente), esta comedia protagonizada por Diego Peretti y Carla Peterson pasó holgadamente el codiciado millón de espectadores y se ubicó en el top ten anual. Su trama se concentra en un padre de familia que debe lidiar con el cuidado de sus hijos, luego de que su esposa decidiera tomarse vacaciones. El suceso del largometraje ratificó la habilidad de Winograd (responsable de Cara de queso, Sin hijos y Permitidos) para contar una historia sencilla y arrancarle risas a la platea.
Nathalie Cabiron se desempeñó en la producción de todos los films de Winograd. Según ella, el éxito no es algo que se pueda predecir. Dentro de un contexto en el que el cine en su formato tradicional, en una sala, pierde protagonismo frente al streaming, la idea de «tener llegada» queda totalmente relativizada. Respecto de Mamá se fue de viaje, Cabiron señala que la «identificación» es la clave del asunto. «Resultó que la identificación fue muy grande, porque el tema estaba a flor de piel en la sociedad. No fue algo premeditado, difícilmente pueda calcularse: hay algo de frescura en el tratamiento del tema, que se aleja del oportunismo, y el público siente estas cosas. Además, funcionó muy bien en una franja de niños de 8 a 14 años, algo que era totalmente inesperado», concluye.

Distintos niveles
No todas las propuestas se hacen con una producción de la magnitud de Mamá se fue de viaje. Hay comedias que, cuanto con menos presupuesto cuentan, parecen ajustarse mejor a esquemas narrativos más autorales. Tal es el caso del prolífico director y guionista Santiago Giralt, codirector de UPA! y UPA! 2, y realizador de Las hermanas L y Primavera. Giralt apunta que la comedia funciona en distintos niveles, «a veces como un género con marcos específicos, a veces como una aproximación, y a veces como un tono que tiene que ver con defender una manera de mirar donde hay misericordia sobre esos seres que, siguiendo a Aristóteles, son “inferiores a lo normal”. Personas que cometen errores más simples que un héroe trágico y que, a partir de sus contradicciones, develan a la humanidad».


Humor local.
Escenas de UPA, Los guantes mágicos y El futuro que viene.


Según Giralt, en su filmografía es posible encontrar desde películas ultraindependientes a otras que cuentan «con algo de dinero» y con el apoyo del INCAA. A esta última categoría pertenece Primavera, que aborda con su habitual desparpajo la mirada de un niño sobre su propia familia de artistas, en donde los vínculos amorosos se vivencian con total libertad.
La comedia es el género en donde mejor se plasma la afinidad del público por los actores, característica apreciable bajo fórmulas del tipo «vamos a ver la última de Peretti», por ejemplo. Pero también hay realizadores independientes que convocan a intérpretes menos reconocidos en el universo del cine o la televisión, más identificados con el ámbito teatral o musical.
En esa línea, el director Martín Rejtman (responsable de gemas como Silvia Prieto, Los guantes mágicos y Dos disparos), creó universos en donde las presencias de Vicentico, Rosario Bléfari, Susana Pampín, Camila Fabbri, entre otros, se revelan como piezas fundamentales. Consultado sobre la labor de sus actores, Rejtman sostiene: «Para mí lo más importante es que puedan construir su personaje a partir del texto, porque la escena y el humor vienen directamente de ahí, de la sonoridad y velocidad de los diálogos, de las pausas, etcétera. Obviamente, los actores contribuyen a la comicidad de las películas: son ellos, en esas situaciones, diciendo esos diálogos».
En las películas de Jazmín Stuart, los intérpretes asumen roles que producen situaciones cómicas, fértiles para iluminar las zonas dramáticas, tal como ocurre en Recreo. «La motivación principal para pensar el casting fue armar un dream team de actores, que pudieran profundizar tanto en el drama como en la comedia y, por supuesto, que encajaran con lo específico de la naturaleza de cada personaje», sostiene Stuart. «La comedia nunca llega a ser gag, y eso fue algo que dosificamos muy puntualmente. Si hay comicidad, la mayoría de las veces es porque se desprende del mismo drama, del patetismo de lo dramático», agrega.
Más allá de apelar a figuras mediáticas como Lali Espósito (protagonista de Permitidos), las nuevas comedias se nutren también de muchos jóvenes actores que iniciaron su carrera en el teatro, como Ezequiel Tronconi (Congreso, Ojalá vivas tiempos interesantes), Paula Carruega (Idilio, La última fiesta), Maruja Bustamante (Permitidos, Mamá se fue de viaje) y Pilar Gamboa (Vaquero, El futuro que viene), entre otros. Y aunque no siempre asumen el rol protagónico, los guiones les permiten lucirse y así, poco a poco, se vuelven rostros identificables para la platea.
La propia Gamboa considera que no puede pensarse a sí misma como «actriz de comedia». Si bien es cierto que se destacó en dramas, su rol cómico en varios films la convirtió en alguien más popular. Ya sea en producciones más grandes como las de Winograd o en formatos más pequeños, su aporte, sostiene, no puede pensarse de modo individual. «Yo concibo la actuación como una actividad grupal, quizás por mi formación en lo teatral», reflexiona. «No creo entonces que los actores actúan bien solos, sino que más bien es un diálogo constante con los otros y con el director. Entonces el lenguaje de lo que se tiene que contar es algo que surge entre todos los que participamos en ese momento, en esa escena».

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