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El nacimiento de una nación

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Emiliano Basile

El brutalista
Director: Brady Corbet
Intérpretes: A. Brody, F. Jones, G. Pearce, A. Nivola y J. Alwyn
País: Estados Unidos

Escuela alemana. Brody interpreta a un arquitecto húngaro formado en la Bauhaus.

Foto: Prensa

Filmada en celuloide y en el imponente formato de 70 milímetros, El brutalista es una obra monumental que resuena a las epopeyas cinematográficas de los años 50: tres horas y media de duración, una obertura, un intervalo en la mitad y un epílogo. Esta estructura grandilocuente y operística acompaña perfectamente la historia de un arquitecto judío.

László Toth (interpretado por Adrien Brody, en su mejor papel desde El pianista) es un inmigrante húngaro que huye de Europa después de la guerra para llegar a los Estados Unidos, donde espera reunirse con su esposa Erzsébet (Felicity Jones). Sin embargo, la tierra prometida no se presenta como un vergel de nuevas oportunidades. La poética imagen de la Estatua de la Libertad invertida anticipa un viaje marcado por el dolor y el desencanto del protagonista.

Formado en la Bauhaus, este visionario arquitecto imprime su estilo modernista en la reforma de la biblioteca de la mansión de Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce), un magnate industrial megalómano que, en un principio, menosprecia su trabajo. No será hasta que una revista especializada en diseño reconozca su estilo que el empresario se interesará por su talento y le encargará una obra monumental en Pensilvania.

Brady Corbet (director de Vox Lux, entre otras) crea una película que invierte el espíritu romántico del sueño americano para contar una historia de vida teñida de tragedia. La producción describe un país que rechaza a los inmigrantes, los condena a la marginalidad desde su llegada y solo valora sus contribuciones en el ocaso de sus vidas. Esta visión desafía los imaginarios idílicos forjados a lo largo de los años por miles de relatos de inmigrantes que llegan a América con el sueño de prosperar. 

Estas ideas se desarrollan a través de la relación entre cine y arquitectura. Por momentos, la película adopta un enfoque didáctico sobre el estilo brutalista, explicando los beneficios del uso de materiales crudos, como el hormigón armado, en la creación de obras faraónicas de la modernidad. Corbet también utiliza la imagen fílmica como una herramienta al servicio de la historia, considerando la composición de planos, la puesta en cámara y la iluminación en función de la arquitectura. La película se construye como una gran catedral que encierra una historia épica. Y si las iglesias contienen en sus vitrales el Via Crucis de Jesús, El brutalista describe el calvario de un inmigrante: el arquitecto de una nación en pleno desarrollo.

La historia escrita por Corbet junto a su esposa Mona Fastvold puede considerarse una biografía, la de László Toth. Sin embargo, Toth es un personaje ficticio que condensa en su trayectoria la historia de varios arquitectos reales, como Louis Kahn, Ludwig Mies van der Rohe y, sobre todo, el húngaro Marcel Breuer, quienes fueron referentes para el realizador a la hora de darle forma a la trama. De igual manera, su historia refleja la de muchos inmigrantes provenientes de Europa del Este que llegaron a los Estados Unidos en la posguerra. El sello A24, garantía de proyectos asociados al riesgo artístico, distribuye esta obra estrenada en el Festival de Venecia, que ha causado un gran impacto en la temporada de premios, acumulando varios galardones.

Como mencionó el propio Adrien Brody al recibir el Globo de Oro por su actuación, es «la historia de mis padres». Y, como el clásico de David W. Griffith, El brutalista es, en última instancia, el relato del «nacimiento de una nación».

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