16 de septiembre de 2023
En la Sala Osvaldo Pugliese se acaba de estrenar Pedro y la Odisea del Paraná, una obra para las infancias que reescribe la saga de Homero con acento local.
Múltiples roles. Dramaturga, actriz, titiritera y realizadora de los muñecos, Lipszyc dice que la pieza es «un viaje creativo, un gran juego».
Foto: Jorge Aloy
Los sábados, en la Sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación, se presenta Pedro y la Odisea del Paraná, un nuevo espectáculo de títeres para las infancias. Dirigida por Carlos Aguirre, la obra viene a sumarse a la programación especializada en este género tan exquisito que, cuando tiene como destinatarios a niñas y niños, se engrandece porque cumple una función única: iniciar a los pequeños en el gusto por el teatro. Encontrarnos con Leonor Lipszyc, la dramaturga y actriz, y con Aguirre nos permite conocer los secretos y los motivos que mueven los hilos invisibles de la trama.
«Tuve algunas experiencias en teatro para adultos, pero cuando entré en el mundo de las infancias, no me fui más», cuenta Lipszyc. «Es un público activo, participativo, muy exigente y, sobre todo, honesto. Si no les gusta lo que ven o se aburren te lo hacen saber en el momento. Actuar para las infancias me hace feliz, me llena el alma», agrega.
Desempeña múltiples roles en la escena: dramaturga, actriz, titiritera y realizadora de títeres. Esta multiplicación es para ella «un viaje creativo, un gran juego, donde todas las áreas se entrelazan. No siempre es fácil. Y aunque trabajamos en equipo con el director y el músico Charly Fernández, nos encontramos muchas veces con la angustiante hoja en blanco. En el camino hay frustraciones, idas, venidas y mucho, mucho aprendizaje. Podría decir que lo que me pasó en el proceso creativo de Pedro y la Odisea del Paraná es parecido al recorrido de los protagonistas de la obra».
Entre otras distinciones, la pieza fue declarada de interés cultural por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; fue ganadora de la Beca Creadores por el Fondo Metropolitano de las Ciencias y las Artes en 2021; fue seleccionada por el Programa «Escena Federal» y «Argentina Florece» del Instituto Nacional del Teatro; y estuvo nominada en las categorías Mejor espectáculo unipersonal y Mejor música original en los Premios Javier Villafañe del año pasado.
Magia en escena
El espectáculo presenta a la actriz leyendo un cuento cuando, sorpresivamente, el títere Pedro cobra vida para narrar su propia historia en el norte argentino: su vida en el campo, las tareas cotidianas placenteras pero nada sencillas y su relación con la tierra, las lluvias, un conejo y una llama. Pero este no es el único cuento que se cuenta. Otra vez Leonor intenta retomar su relato y es ahí donde Pedro se suma como ayudante y asume el papel de Ulises. Y las aventuras entonces se trasladarán imaginariamente al río Paraná e incluirán a una heroína mujer, la Penélope de esta historia.
«La Odisea del Paraná, es una adaptación de La Odisea de Homero, pero interpretada por un joven que vive en el delta del Paraná», señala Aguirre. «Al igual que el Ulises de la original, una tormenta le hace perder el rumbo, se enfrenta al hipnótico canto de unas ranas chamameceras y pelea con un pez de un solo ojo, el Ciclopez, el monstruo tuerto del río», completa el director.
«Cuando los espectadores entran en la sala los espero sentada en el escenario sosteniendo un gran libro», detalla la intérprete. «Les anuncio que voy a leerles dos cuentos, porque los títeres no van a actuar. Pero los títeres irrumpen desde el interior del libro y las historias serán actuadas y relatadas en conjunto conmigo. A diferencia de lo que parece ser tendencia en esta época en el teatro de títeres, decidimos con el director, con este formato, generar y reforzar la ilusión de que realmente los títeres se mueven por sí solos», observa.
Pedro y la Odisea del Paraná no solo termina a puro chamamé, sino que también propone una instancia de diálogo donde los espectadores comentan, preguntan, responden y opinan. «Y les revelamos algunos secretos», confiesa Lipszyc. Para Aguirre dirigirla es tarea sencilla. «Con Leonor venimos trabajando desde hace unos cuantos años. Logramos una gran empatía y, si bien no siempre coincidimos en conceptos u opiniones estéticas, nos escuchamos, y siempre logramos un buen resultado», dice.
Las técnicas de manipulación son diversas. «Los humanos Pedro, Ulises y Penélope, y el conejo son títeres de guante, preparados para poder realizar acciones sutiles con sus manos», explica Lipszyc. «La llama y la lluvia son de varilla, y las ranas chamameceras y el Ciclopez son bocones de gomaespuma. Por otra parte, el libro es de cartón corrugado forrado en tela, que lleva adosadas dos manos de gomaespuma enguantada. Este mecanismo ayuda a crear la ilusión de vida autónoma de los títeres».
La música, afirma Aguirre, desempeña un rol central: «Es muy importante, es casi un personaje más. No solo acompaña las acciones, sino que por momentos crea climas, dialoga con los personajes y podría decirse que relata junto con los títeres. Charly Fernández, el compositor, logra captar la esencia de la historia y siempre suma muchísimo, además de aportar ideas y sugerencias. Siempre es un placer tenerlo en el equipo».
Quedan los lectores invitados para que vayan a ver y disfrutar de Pedro y la Odisea del Paraná con sus hijos e hijas a partir de los 4 años. Porque, como lo explica Lipszyc, «los títeres son como las brujas, que no existen pero que las hay, las hay. No sé explicarlo, simplemente sucede, no solo en los niños, sino también en los adultos. Lo compruebo en cada función. Y voy a confesar algo: yo también me creo que tienen vida, me sorprendo y divierto con ellos, aunque sean mis propias manos las que los mueven. Si eso no es magia…».