28 de julio de 2023
Ariel Guarco, Carlos Heller y Juan Carlos Junio protagonizaron el acto en la Sala Solidaridad del CCC. El rol del cooperativismo en un escenario con dos modelos de mundo y país en pugna.
Dirigentes. Guarco, Heller y Junio: coincidencias en una visión de la economía solidaria como parte de un movimiento de cambio hacia una sociedad más justa.
El presidente de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar) y de la ACI (Alianza Cooperativa Internacional), Ariel Guarco; el presidente del Banco Credicoop, Carlos Heller; y el presidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y director del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Juan Carlos Junio; fueron protagonistas del encuentro «Nuestras convicciones y creaciones del cooperativismo transformador» en la Sala Solidaridad del complejo de la avenida Corrientes, colmada de dirigentes cooperativistas.
La convocatoria fue una invitación a reflexionar sobre la coyuntura nacional, el escenario electoral y cómo, desde el cooperativismo, ayudar a construir una sociedad más justa y solidaria.
«Esta fecha nos hermana, nos integra y nos potencia», fueron las palabras iniciales del anfitrión Juan Carlos Junio, quien advirtió que «transformar es lo contrario a conservar, el sentido opuesto en términos ideológicos; es generar futuro, reformar lo instituido y en algunos casos, puede ser revolucionario». Junio llamó entonces a «ir tras nuevas utopías unidos en causas comunes», al tiempo que consideró que los núcleos progresistas y transformadores deben avanzar en unidad con las fuerzas sociales, culturales y religiosas que tienen objetivos similares: una sociedad con sentido más humanista y de distribución de la riqueza.
«Asistimos a la institución de valores que exaltan el individualismo. El cooperativismo es una gran alternativa para esta grave encrucijada de la humanidad.» (Juan Carlos Junio)
El dirigente se refirió a la «crisis orgánica y civilizatoria que vivimos». La crisis económica del sistema capitalista se manifiesta en «el fenómeno de concentración de riqueza más agudo de la historia de la humanidad, donde los frutos del trabajo humano terminan en concentración y esto se transforma a su vez, mediante mecanismos de transferencia de riquezas, en una fábrica de pobres e indigentes».
También reflexionó sobre la crisis ecológica, que pone en peligro a todas las especies, originada «en los núcleos hegemónicos del sistema»; la crisis migratoria, «con sectores que potencian posiciones racistas y xenófobas», y la crisis del sistema democrático, «con poderes colonizados por grupos concentrados».
Y ahondó sobre la crisis de valores culturales: «Asistimos a la institución de valores que no solo exaltan el individualismo frente a lo social y cooperativo, sino también a manifestaciones de odio y reacciones violentas de la ultraderecha contra mujeres y diversidades, donde el cooperativismo es una gran alternativa para esta grave encrucijada de la humanidad».
En este sentido, resaltó el «crecimiento importante del cooperativismo en el mundo y en el país» y reconoció el impulso del movimiento como instrumento de transformación «en pequeños lugares, donde los trabajadores se aglutinan y resuelven sus problemas y necesidades, pero también en grandes organizaciones cooperativas como la nuestra».
De este modo, recogió el concepto del cooperativismo transformador como protagonista de una sociedad eficiente y capaz de generar riquezas «con un sentido humanista y democrático» y finalmente destacó el incesante crecimiento de las cooperativas culturales y el apoyo y estímulo del Estado, que quedó reflejado en la carta –presentada antes del discurso de Junio por Ernesto Giacomini y Soledad Venegas– que envió el Ministerio de Cultura de la Nación, encabezado por Tristán Bauer, para celebrar la «coincidencia en la convicción de que hacer crecer cooperativas es un camino lleno de virtudes para el fortalecimiento de la democracia, la cultura y el trabajo».
Presentes. Centenares de cooperativistas completaron la capacidad de la Sala Solidaridad.
Derecho a tener derechos
«Tenemos una visión del cooperativismo que no es cualquiera: hablamos del cooperativismo transformador», dijo a su turno Carlos Heller y subrayó: «desde el origen hemos asumido esta idea y tenemos que ser parte del proceso de construcción de una sociedad con valores más justos y solidarios».
El diputado nacional se refirió al escenario político y resaltó que hay dos modelos de sociedad en pugna: «Uno que postula que donde hay una necesidad, hay un derecho y otro donde si no hay recursos, no hay derecho que valga». «Reivindicamos el derecho a tener derechos», señaló, y advirtió que la discusión pasa por cómo se distribuyen los recursos «en el mundo más rico de la historia, convertido en la mayor fábrica de pobres de la historia». Heller se refirió a la resolución de las Naciones Unidas que llama a la promoción de la economía social y solidaria para el desarrollo sostenible y da cuenta de que el 10% más rico de la población se apropia del 52% de la renta mundial, mientras que el 50% más pobre se queda con el 6,5% y revela que son 214 millones los trabajadores en la pobreza extrema que ganan menos de 1,9 dólares al día.
«A los cooperativistas, que partimos de la solidaridad y la acción común, no nos puede dar lo mismo cualquier escenario» (Carlos Heller)
«Estamos hablando de un mundo donde hay dos modelos de sociedad y de vida», insistió el dirigente y sostuvo que «lo que está en juego y lo que representa cada uno, va mucho más allá de la economía». En este punto recordó cómo las 722 corporaciones más grandes del mundo sumaron 1.100 millones de dólares durante la pandemia y cómo esas «ganancias inesperadas» generaron un proceso de acumulación de riqueza y de pobreza a tal punto que la cifra –14.000 millones en dos años– «es más que lo que hace falta para eliminar el hambre en África Central», graficó.
«A los cooperativistas, que partimos de la solidaridad y la acción común no nos puede dar lo mismo cualquier escenario», dijo Heller, y consideró que como movimiento «no somos neutrales, somos apartidarios pero no apolíticos, porque la política termina comprometiendo a todos los actos de las personas, sociedades y organizaciones».
El dirigente, en referencia a los y las candidatas que dicen que «van a terminar el primer día con el déficit fiscal», respondió: «Nosotros somos enemigos del ajuste, no del déficit fiscal» y graficó que el 60% del gasto público corresponde a prestaciones sociales y subsidios a los sectores más vulnerables. «Nos están anunciando un ajuste brutal que tendría consecuencias sociales terribles y no podemos ser indiferentes, es nuestro compromiso», sentenció y llamó a «pelear por volver a debatir ideas, discutir a fondo y sin concesiones».
Heller consideró asimismo que «no puede haber libertad en la desigualdad», porque «la libertad es una construcción para el desarrollo, no el sálvese quien pueda» y llamó a la juventud a retomar la vanguardia de las transformaciones. Finalmente, citó a Floreal Gorini: «El avance de la concreción de las utopías requiere de muchas batallas, pero sin duda la primera es la batalla cultural».
«No tengo dudas, estoy absolutamente convencido de que es por acá, porque nos va el futuro en esto», concluyó Heller y celebró el compromiso «con los objetivos fundacionales del cooperativismo: una sociedad más justa, más igualitaria y solidaria».
Espacios en disputa
El cierre del encuentro estuvo a cargo de Ariel Guarco, quien coincidió: «Estamos convencidos de que otro mundo y otra Argentina son posibles» y agradeció la numerosa presencia de público porque, dijo, detrás de esas convicciones «hay tantas y tantos comprometidos con hacer posible esta transformación de la sociedad». El presidente de Cooperar y de la ACI habló de la importancia de «tener los pies en el territorio» y del efecto transformador de la sociedad que tienen las cooperativas.
«Muchas veces el obstáculo, la pared, el adversario, no están afuera, a veces están dentro de nuestro movimiento», advirtió y se refirió a los comienzos de la incursión del cooperativismo a nivel mundial cuando «no existía ese reconocimiento real de que las cooperativas éramos parte de la transformación del mundo».
«Fuimos a disputar un espacio, conocedores del territorio y del desafío a nivel continental y mundial y a proponer un modelo, un camino diferente, coincidente con el modelo que queremos para el país», recordó Guarco y celebró: «hoy podemos decir que tenemos el impacto soñado hacia adentro y hacia afuera».
Guarco remarcó que tanto las Naciones Unidas como la Organización Internacional del Trabajo reconocen «el trabajo decente» de las cooperativas y mutuales e instan a los Gobiernos a generar marcos propicios para su desarrollo como mecanismo para generar igualdad y equidad. «Esto no es obra de la casualidad», reafirmó.
En tanto, contó que a nivel mundial «fuimos alcanzando metas, demostrando que hay un cooperativismo integrado por más de 1.000 millones de individuos que quieren un desarrollo diferente pensando en lo colectivo».
El dirigente resaltó asimismo un gran avance del cooperativismo a raíz del trabajo que realizó Cooperar con diez embajadas para promover el intercambio y celebró la labor «de coconstrucción con el INAES, con la conformación de 10.000 cooperativas en cuatro años, simplificando normativas para poder competir con cualquier tipo de empresa».
«El cooperativismo tiene una identidad propia cimentada en principios y valores. Los convoco para la construcción de una realidad diferente.» (Ariel Guarco)
Por otra parte, Guarco coincidió con Heller en la necesidad de defender «nuestro modelo económico, social, cultural y ambiental» y advirtió que para traccionar políticamente «necesitamos personas que lo lleven adelante». En este sentido resaltó que Cooperar desarrolló una Red de Municipios Cooperativos con 70 que ya forman parte y 15 en espera. «Ahí es donde se logran diálogos entre cooperativas, federaciones y Gobiernos locales y es donde los políticos son más permeables a entender por dónde va nuestro modelo», explicó y adelantó que esto es «parte del esquema de transformación que estamos poniendo en práctica estos años».
Para cerrar, Guarco consideró que el cooperativismo tiene una «identidad propia cimentada en principios y valores» y convocó a «ser perros guardianes de nuestra identidad y celosos cuidadores de un modelo que nos va a hacer más y mejores para la construcción de una realidad diferente, que responda al mundo que queremos construir».
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